Notas de Identidad
Porque reconocemos el valor de trabajar en red y con el ánimo de colaborar con la Misión de los colegios que adhieren a la Espiritualidad y Pedagogía Ignaciana, el Instituto Padre Hurtado forma parte de la Red Educacional Ignaciana de la Compañía de Jesús en Chile y de su Fundación Fe y Alegría Chile. De esta última, compartimos cinco notas de Identidad que caracterizan el sueño que queremos alcanzar y el modo en que queremos realizarlo:
Educación Popular
Soñamos con que todos y todas las estudiantes sean protagonistas de sus vidas, que crean tanto en ellos como en la riqueza de los contextos donde habitan, sus tradiciones, cultura, religiosidad y sabiduría local. Soñamos con una comunidad educativa capaz de vivir en sí misma las características de la promoción social, convirtiéndose en un espacio de transformación y construcción de una sociedad más acorde con el Evangelio. Esto supone de parte de los educadores un constante proceso de reflexión sobre la propia práctica educativa y un constante proceso de construcción colectiva de su saber pedagógico.
Educación Ignaciana
Soñamos con una comunidad que vive y educa al modo de San Ignacio de Loyola: buscando siempre la mayor gloria de Dios y el provecho de las personas, poniendo los medios más adecuados y entregándose con lucidez, generosidad y esfuerzo a la tarea. La Pedagogía Ignaciana se caracteriza por asumir a la persona-en-situación, que busca el bien, la verdad, la belleza y el conocimiento. En este modelo pedagógico, el aprendizaje ocurrirá en el contexto real de la persona, a través de la experiencia y la reflexión de dicha experiencia. Los/as educadores acompañan, forman, con sentido de proceso. Los tiempos, los espacios y los modos de relación, son diseñados para provocar la experiencia creativa, la reflexión, la acción y la evaluación” (Pérez Escalrín, 2015).
Educación Integral
“El fin último de esta educación ignaciana es el desarrollo integral y armónico de toda la persona y de todas las personas. Queremos ayudar al crecimiento de seres humanos conscientes de su condición de hijos e hijas de Dios y de su vocación a la fraternidad, conscientes de sí mismos, de sus talentos y límites; conscientes de su cultura, de su país, su historia y su entorno; personas competentes, capaces de aprender, desaprender y reaprender, hábiles para hacer y transformar, capaces de dialogar, de proponer y de incidir, agentes de cambio y de progreso, con cantidad y variedad de recursos personales para servir. Personas compasivas, capaces de escuchar y acoger, con sentido de gratuidad y reciprocidad, sensibles, atentas a las necesidades y dolores de los demás, solidarias y tolerantes. Personas comprometidas con su propio crecimiento, con un marco de valores asumido libremente, con metas colectivas, con quienes sufren la pobreza o la exclusión” (PE 40).
Educación Inclusiva
Soñamos con una escuela que elimina la segregación y la exclusión de todo tipo. Que da cabida a estudiantes con necesidades educativas especiales y que privilegia a los estudiantes más vulnerables. Esto implica una profunda reflexión y cambio de prácticas, para convivivir en la diversidad y hacerse cargo de la permanencia, participación y aprendizaje de todos/as los/as estudiantes. La opción por quienes tienen más dificultades, conlleva la responsabilidad moral de asegurar que aquellos grupos más vulnerables de estudiantes sean acompañados y atendidos prioritariamente.
Aprendizaje de Calidad
Todos estos sueños deben traducirse en un aprendizaje de calidad que busque ampliar el horizonte de posibilidades y oportunidades para el desarrollo de los estudiantes. Una educación mediocre perpetúa la exclusión de los marginados, por lo que el currículum tiene como foco la promoción de competencias que les permitan integrarse positivamente en las tareas de su propia transformación y de su entorno. Los/as educadores/as, buscando un aprendizaje de calidad, son promotores de cambios educativos, con altas expectativas en los estudiantes y asumen el desafío de una superación continua.